Que una película como Equilibrium no haya obtenido distribución en España y muchas otras la consigan facilmente da que pensar. Obra maestra sin lugar a duda de Kurt Wimmer. Película que parte de la premisa 'la emoción humana es su propia enfermedad' y nos muestra una sociedad futurista en la que el amor o el odio están totalmente prohibidos.
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La historia comienza tras la III Guerra Mundial, hecho que ha dejado el planeta en una situación devastadora, y se achaca como principal culpable de los problemas de la humanidad a los sentimientos. La sociedad ha prohibido cualquier tipo de emoción y todo ciudadano ha de tomar diariamente una droga para impedir sentir, amar, odiar o cualquier tipo de emoción que lleve al ser humano a actuar instintivamente. Para controlar que todos los ciudadanos cumplen con esta norma se ha creado un cuerpo de élite de guerreros conocidos como clérigos. Entre los clérigos encontramos a Sean Bean y a nuestro protagonista Christian Bale.
Poco a poco, y a raíz del incidente que tiene con su compañero (Sean Bean), John (así se llama el personaje interpretado por Bale) empieza a dudar sobre el sistema que él defiende y por el que ha matado a sangre fría en infinitas ocasiones sin la más mínima duda. John decide dejar de tomar su droga y se da cuenta de la grandeza que es sentir, capacidad innata del ser humano y que nos diferencia del resto del planeta. Por ello, intentará destruir el sistema que gobierna la civilización desde sus raices, trabajo que no será en absoluto fácil.
La mayor parte de críticas hacia esta obra recaen sobre los enormes esfuerzos del director en priorizar la espectacularidad de las peleas (muy 'Matrix este apartado) y las habilidades de los clérigos, dejando un poco de lado lo que para mí hace grande a esta película: el guión. Es cierto que en numerosas ocasiones el guión flaquea pero es que la idea que Kurt intenta plasmar es realmente diferente y merece la pena estar más valorada.
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El reparto destaca por un gran Christian Bale y mi querido Sean Bean, pero está bien apoyado por secundarios como Sean Pertwee, Angus Macfayaden (Saw) o Dominic Purcell (Prison Break).
Cabe destacar que parte de la película se rodó en Berlín, debido al futurismo que engloba a la ciudad. En fin, una película infravalorada en todos los sentidos y merecedora de un par de horas de tu vida.
7/10